jueves, 11 de febrero de 2010

Hasta las mamas merecen un descanso

Soy ama de casa y mi unico trabajo es ser madre el 100% de mi tiempo. Ultimamente me he sentido muy cansada y estresada siento que el trabajo en casa nunca terminara y que la rutina diaria me consumira, en resumen he sido una mama al borde de un ataque pero de histeria!!. Les comparto estos parrafos del libro de "Hasta las mamas merecen un descanso" que me encontre por la red.



Cuida tu discurso interior. Cuando tu mente empiece a decirte cosas como: "Noo, eso estuvo mal. Eché todo a perder", ¿Por qué soy la única mamá que no termina de lavar la ropa y meter a los niños en la cama?" Dí en voz alta: "¡Basta, merezco dejar de criticarme!" Convierte tu diáologo interior negativo en positivo.



Encuentra nuevas prioridades. Hay cosas que tenemos que hacer, cosas que queremos hacer y cosas que pensamos que tenemos que hacer. Aprender a distinguir entre ellas te libera. Toma una hoja de papel. Decide si quieres cubrir una semana o un mes. Haz tres columnas en las que separes tus metas: "Debo hacer", "Quiero hacer" , "Debería hacer". Al final de la semana o del mes, determina si te sientes satisfecha o angustiada. ¿Pusiste algo en la columna equivocada? ¿Le diste demasiada atención a los "debo hacer"? Toma una pluma negra y tacha algo de la lista.


Delega y aprecia. Los quehaceres de la casa deben hacerse. Si tú sola haces demasiado trabajo preguntate por qué. ¿Será que piensas que lo haces mejor, más rápido y más acuerdo a tus especificaciones que los demás? Aprende a soltar. Cuando los niños doblan la ropa, por ejemplo, está bien que hagan el trabajo a su manera. Si tu esposo prepara la cena, deja él que sea el jefe. Y recuerda reconocer y apreciar la ayuda que te están dando.


Analiza tu pasado. Piensa en tu mejor recuerdo de la infancia. ¿Es cuando ganaste un premio en ciencias (que tus papás te ayudaron a corregir)? Tal vez no. ¿Será que vivias en una casa limpia y perfectamente decorada? Lo más probable es que tus recuerdos más preciados de niña no tengan nada que ver con el esfuerzo que tu mamá invirtió en su papel de madre. De seguro tus mejores imágenes son sencillas: acurrucada con tu mamá, jugando horas y horas con cajas de cartón, ver a tus papás reírse. Sonríes con sólo pensar en esas imágenes.

Fuente: Hasta la Mamás Merecen un Descanso, Ed. Aguilar

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